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jueves, 1 de mayo de 2014

.- EL INFIERNO DE TOM .- 32 (PARTE 1 y 2)

CAP 32 (PARTE 1)
________ se despertó a la mañana siguiente desnuda. O eso le pareció.
Estaban en la cama de Tom, con las piernas entrelazadas.
Tenía la cabeza apoyada en el hombro de él y uno de sus brazos alrededor de las caderas.
Recorrió la espalda de él con la mano hasta comprobar que no estaba desnudo. Al bajar la vista, vio que ella llevaba puesto el conjunto rosa de sujetador y braguitas.
En sus sueños, se habían metido en la cama desnudos y habían hecho el amor horas y horas. Tom se había colocado encima de ella y la había capturado con la mirada, como si fuera un imán, mientras la penetraba lentamente hasta que se habían convertido en un solo ser. En un círculo eterno sin principio ni fin. La había adorado con su cuerpo y sus palabras. Había sido más bonito y emotivo que en sus sueños anteriores.
Pero no había sido más que eso. Otro sueño. Suspiró y cerró los ojos, recordando los acontecimientos de la noche anterior. El dolor y el alivio llenaron su corazón. Dolor por la pérdida de Tom y por la desesperación que lo torturaba y alivio porque ya no quedaban secretos que se interpusieran entre ellos.
Tom murmuró su nombre, mientras los ojos se le movían bajo los párpados muy de prisa. Estaba profundamente dormido. La noche anterior había sido agotadora para él. Se había desmoronado.
Liberándose de su abrazo con mucho cuidado, se levantó para ir al baño.
Al mirarse en el espejo, vio que tenía el pelo alborotado, el rímel corrido y los labios hinchados por los besos. Él le había dejado varias marcas en el cuello y el pecho, muy ligeras, que no le dolían en absoluto. Había sido un amante considerado pero entusiasta.
Se lavó la cara y se cepilló el pelo, recogiéndoselo en una cola alta. En vez del albornoz lila, se puso provocativamente una camisa de Tom. Recogió el Globe and Mail del rellano y saludó con la mano al nervioso vecino, que la miró boquiabierto con sus gafas sin montura, antes de desaparecer en su casa como un ratón asustado.
No estaba acostumbrado a ver tanta belleza tan temprano.
Además, llevaba sólo unos pantalones de pijama con dibujos de Superman.
Cuando _________ entró en la cocina, se la encontró hecha un desastre, ya que la noche anterior habían estado demasiado distraídos como para ocuparse de temas tan prosaicos. Tras darse el lujo de disfrutar de un trozo de tarta de manzana con queso cheddar de Vermont, se dedicó a devolver al apartamento de Tom su esplendor inicial. Le llevó más rato del que había previsto.
Cuando la cocina estuvo inmaculada y, en vista de que él seguía durmiendo, se sirvió una gran taza de café y se sentó a leer el periódico en la butaca frente al fuego. La imagen de su blusa tirada en el suelo junto a la camisa Oxford de Tom la hizo ruborizarse y sonreír al mismo tiempo.
«Por desgracia, eso es más de lo que podemos hacer tú o yo», pensó, recordando el poema sobre la pulga.
Tom se había detenido. Ella se habría entregado gustosa a él porque lo amaba. Para _______, no se trataba de saber si se entregaría a él, sino sólo de cuándo. Pero Tom había murmurado algo ininteligible contra su pecho desnudo y se había detenido.
Tenía tanto miedo de que ella lo abandonara cuando descubriera su relación con Paulina y la trágica pérdida de su hija. Pero su confesión, lejos de apartarlos, los había unido aún más. Al menos, _________ había logrado convencerlo de eso.
«Y tal vez, dentro de tres días, estaremos tan unidos como puede estarlo una pareja.»
Faltaban dos días para que salieran de viaje hacia Italia y ella lo acompañaría a la conferencia como su novia. Y cuando su estancia en Florencia llegara a su fin, tal vez pudiesen visitar Venecia o la región de Umbría como amantes.
A pesar de las revelaciones de la noche anterior, se sentía muy cómoda y a gusto en la butaca de Tom y con su camisa. Estaba segura de que se pertenecían el uno al otro. Mientras los hados no conspiraran en su contra, serían felices juntos. O eso esperaba.
Aunque saber que Paulina tenía la capacidad de poner la vida de Tom patas arriba con una simple llamada telefónica no era muy tranquilizador.
Una hora más tarde, él apareció en el salón, rascándose la cabeza y bostezando. El pelo le había quedado disparado en todas direcciones, excepto un mechon perfecto que se había enamorado de su frente. Llevaba unos vaqueros gastados y las gafas, nada más. Ni siquiera calcetines. (Incluso los pies de Tom eran atractivos.)
—Buenos días, amor mío. —Inclinándose hacia ella, le acarició la mejilla y la besó con firmeza—. Me gusta tu ropa —comentó, con la mirada fija en la cantidad generosa de carne que asomaba bajo los faldones de la camisa.
—Y a mí la tuya. Estás tremendamente informal esta mañana, profesor.
Él le dirigió una mirada ardiente.
—Señorita Mitchell, tiene suerte de que haya decidido ponerme algo encima.
Al ver cómo se ruborizaba, se echó a reír y desapareció en la cocina.
«Oh, dioses de las vírgenes que planean acostarse con sus novios que son unos auténticos dioses del sexo —sin intención de blasfemar—, por favor, no permitáis que muera por combustión espontánea cuando por fin me lleve a la cama. Necesito que me dé antes un orgasmo. Al menos uno. Por favor. Por favor.»
Poco después, Tom volvió y se sentó en el sofá con una taza de café, rascándose la barba. La miró con el cejo fruncido.
—Estás muy lejos —le dijo, dándose unas palmaditas en la rodilla.
_______ sonrió y se acercó a él, dejando que la guiara, hasta quedar cómodamente sentada en su regazo. Tom le rodeó las caderas con un brazo, levantándole la camisa para poder apoyar la mano directamente en sus braguitas.
—¿Y cómo se encuentra la señorita Mitchell esta mañana?
—Cansada —respondió ella con un suspiro—, pero feliz. —Lo miró alarmada—. Si no te parece una falta de respeto.
—No me lo parece. Yo también estoy feliz. Y muy aliviado. —Cerrando los ojos, echó la cabeza hacia atrás y suspiró—. Estaba seguro de que iba a perderte.
—¿Por qué?
—_________, si alguien hiciera un análisis de costes y beneficios de mí, llegaría a la conclusión de que soy una inversión de alto riesgo, alto coste y escasos beneficios.
—Tonterías, yo no te veo así. 
Él sonrió débilmente.
—Sólo porque eres la compasión personificada. Debo admitir que todavía no conoces mis principales talentos. —Con la voz ronca y los ojos brillantes, añadió—: Aunque ardo en deseos de ponerlos a tu disposición una y otra vez. Y otra, y otra, ad infinítum, hasta que estés cansada de los dos. Y totalmente, felizmente saciada.
_________ tragó saliva. No fue fácil.
Él la besó en la frente y dejó el café en la mesa auxiliar para poder abrazarla.
—Gracias por quedarte.
—Te quiero, Tom. Vas a tener que aceptar que no voy a irme a ninguna parte.
Como respuesta, él la abrazó, pero guardó silencio.
—Y no tienes que conquistarme con tus proezas sexuales. Ya me has conquistado —susurró _________—. Tu mejor cualidad está en tu corazón, no en otras partes de tu cuerpo. Tu corazón fue el culpable de que me enamorara de ti.
Guardó silencio durante tanto rato, que ella pensó que se había disgustado. O sentido insultado.
«Supongo que no es muy prudente poner en duda las proezas sexuales de un futuro amante antes de haber tenido la oportunidad de probarlas.» Abrió la boca para disculparse, pero él la interrumpió levantando la mano.
La besó con decisión, con la boca cerrada, antes de empezar a tirar de su labio inferior, a juguetear con su lengua y a acariciarla con la suya.
Cuando dejó de besarla, la abrazó y le susurró al oído:
—Me desarmas. No puedo ocultarte nada. Eres la única persona que me sigue queriendo a pesar de todos mis defectos. Sólo tú, mi amor.
_________ se había dado cuenta de que Tom usaba la sexualidad como un escudo para protegerse del amor y de la auténtica intimidad. Su confesión no hizo más que confirmar lo solo que debía de haberse sentido los últimos años. Solo como cuando su madre lo había ignorado o durante la difícil adaptación a ser un niño adoptado. Si a toda esa soledad le añadía el dolor por la muerte de Maia, el resultado era tan desgarrador que, aunque trató de no llorar, no lo logró.
—Chist, no llores —susurró Tom, secándole las lágrimas y besándola en la frente—. Te quiero. No llores por mí.
Ella se acurrucó en sus brazos y trató de reprimir las lágrimas. Él le acarició la espalda suavemente. Cuando se hubo calmado, ________ dijo:
—Te amo, Tom. Y creo firmemente que Grace estaría muy orgullosa de ti.
Él frunció el cejo.
—Yo no estoy tan seguro de eso. Aunque sin duda estaría muy orgullosa de ti y de todos tus logros.
Ella sonrió.
—Grace tenía el don de la misericordia.
—Es cierto. Y, curiosamente, uno de sus libros favoritos, A Severe Mercy, trataba de ese tema. Pasó años insistiéndome para que lo leyera. Tengo un ejemplar en el estudio. Tal vez debería leerlo.
—¿De qué va?
—De una pareja joven. El hombre acaba estudiando en Oxford y se convierte en el protegido de C. S. Lewis. Es una historia real.
—Me encantaría ir a Oxford a visitar los lugares donde los Inklings bebían cerveza y escribían sus historias. Katherine Picton habla mucho de Oxford.
Tom volvió a besarla en la frente.
—Me encantaría llevarte. Te enseñaré las estatuas del Magdalen College que inspiraron a Lewis para escribir El león, la bruja y el armario. Podemos ir en junio, si quieres.
__________ sonrió y le devolvió el beso.
—Si me prestas el libro de Grace, me lo llevaré a Italia. Será agradable tener lectura durante el viaje.
Con una sonrisa sugerente, él le dio un golpecito con el dedo en la punta de la nariz.
—¿Qué te hace pensar que tendrás tiempo para leer? 
Ruborizándose, __________ murmuró una vaga respuesta, pero Tom siguió hablando, esta vez mucho más serio.
—Siento haberme detenido tan bruscamente anoche. Sé que no es justo provocarte de esa manera y luego... —Se calló, esperando su reacción.

CAP 32 (PARTE 2)
Ella lo rodeó con los brazos y apretó con fuerza.
—Fue una noche llena de emociones. Me gustó poder estar a tu lado y dormirme entre tus brazos. Sólo quería consolarte. La manera me daba igual. No tienes que disculparte.
Él le sujetó la cara entre las manos.
—_________, tu mera presencia me consuela, pero estaba agotado y había bebido demasiado. La receta perfecta para el desastre. —Negó con la cabeza, avergonzado—. No quería que nuestra primera vez estuviera lastrada con los fantasmas de mi pasado. Quiero que vayamos a un lugar donde estemos solos, para que podamos construir nuevos recuerdos. Recuerdos felices.
—Por supuesto. Aunque debo decir que me sentía bastante feliz ayer por la noche, mientras me besabas —bromeó ella, dándole un beso suave, que él le devolvió con entusiasmo.
—¿No estás enfadada?
—Tom, eres un caballero y merece la pena esperar por ti. ¿Qué clase de mujer sería si te montara una escena porque decidiste parar? Si la situación hubiera sido al revés, habría confiado en que lo aceptaras sin enfadarte.
Él frunció el cejo.
—Por supuesto. Siempre puedes decirme que pare y no me enfadaré.
—Bueno, pues lo que vale para el ganso vale para la gansa.
—Ah, así que ahora soy un ganso.
—Mejor un ganso que un viejo verde.
—Ah, no, por favor —le suplicó él—. Bromas con la edad, no. Ya me cuesta bastante acostumbrarme a nuestra diferencia.
Ella se echó la coleta hacia atrás.
—Nuestras almas deben de tener la misma edad y, en cualquier caso, ¿quién lleva la cuenta?
Tom le dio un tironcito de pelo.
—Eres increíble. Eres inteligente, divertida y, qué demonios, preciosa. Anoche, mientras te besaba los pechos... —Le colocó una mano reverentemente sobre el corazón—. Rivalizas en belleza con la musa de Botticelli.
—¿De Botticelli?
—¿No te has dado cuenta de que en muchas de sus obras aparece la misma mujer? La he elegido como tema para la conferencia en los Uffizi.
__________ le sonrió con dulzura. Imitando su gesto, le colocó la mano sobre el corazón.
—Me muero de ganas.
—Yo también —replicó él, con voz ronca.
Después de una ducha solitaria, a _________ le costó bastante convencer a Tom para que la dejara ir de compras sola. Finalmente, tuvo que decirle que quería comprar lencería para que se rindiera.
—Prométeme que te quedarás conmigo hasta que salgamos de viaje.
—Tengo que hacer las maletas. Lo tengo todo en mi apartamento.
—Cuando acabes de comprar, dile al taxista que te lleve a casa, haz las maletas y vuelve aquí. Tengo que hacer unos recados, pero ya tienes llave, así que no hay problema.
—¿Y qué recados tiene que hacer hoy el profesor Kaulitz?
Él esbozó una sonrisa seductora y __________ sintió que tenía las braguitas a punto de deslizársele por las caderas y caer al suelo como si tuvieran vida propia.
—Tal vez yo también tengo que ir a hacer unas compras... personales. —Inclinándose hacia ella, le susurró al oído—: Te dije que era un buen amante, _________. Confía en mí. Me encargaré de todos los detalles.
Ella se estremeció al sentir su aliento en el cuello, que se le coló bajo el pañuelo que aún llevaba para ocultar el mordisco. No sabía a qué se refería, pero se sintió seducida y hechizada por sus palabras.
La poseía, en cuerpo y alma.

Mientras __________ elegía conjuntos de lencería, le sonó el iPhone. Al mirar la pantalla, vio un mensaje de texto de Tom:

*¿Qué estás mirando? T.

Ella se echó a reír y tecleó una respuesta: 

*Cosas diminutas. ________

Tom respondió inmediatamente:

*¿Cómo de diminutas? T. 
P. D.: Envía fotos.

___________ puso los ojos en blanco. 

*Demasiado diminutas. Nada de fotos.
Estropearían la sorpresa. Te quiero, ________

El siguiente mensaje de Tom tardó un poco más en llegar. 

*Cariño, ninguna foto podría estropear la experiencia de verte en toda tu gloria por primera vez. Eres preciosa. Todo mi amor, T.

________ tecleó rápidamente:

*Gracias, Tom. Te quiero mucho.

El mensaje de despedida de él le llegó mientras entraba en el probador:

*Yo también te quiero mucho, cariño. Diviértete... y vuelve a casa pronto. T.

Los siguientes dos días fueron un torbellino de actividad. Tom entregó las notas y completó sus tareas administrativas en la facultad. El semestre llegaba a su fin.
__________ concertó cita en un centro de belleza, aunque, a causa de su bajo umbral de tolerancia al dolor y de su amor por todo lo italiano, declinó educadamente la proposición de la esteticista de que probara una depilación brasileña.
Tom había mantenido casi todos los preparativos en secreto para darle una sorpresa, así que una asombrada __________ entró del brazo de él en el Gallery Hotel Art un día de diciembre más cálido de lo normal. El hotel era lujoso, moderno y se encontraba muy cerca del Ponte Vecchio, el puente favorito de ella, a escasos minutos del Ponte Santa Trinitá, que aparecía en el cuadro de Holiday de Dante y Beatriz.
El conserje, Paolo, los saludó inmediatamente. Aunque Tom no se había hospedado antes en ese hotel, el dottore Massimo Vitali, director ejecutivo de la Galería de los Uffizi, le había dado instrucciones al hombre para que tratara con la máxima amabilidad al profesor Kaulitz y a su fidanzata. De hecho, Paolo los acompañó personalmente a la suite del séptimo piso, junto con el botones. Su suite se llamaba Palazzo Vecchio Penthouse.
Cuando los tres hombres se separaron como las aguas del mar Rojo para que ___________ entrara en la habitación, ella ahogó una exclamación. Era la habitación más bonita que había visto nunca. El suelo, de madera oscura, contrastaba con las paredes claras. El salón estaba decorado con muebles modernos y elegantes al mismo tiempo. Una puerta corredera de cristal lo separaba del dormitorio.
Éste era espacioso. El sitio de honor lo ocupaba una gran cama ricamente cubierta con sábanas y colcha, todo inmaculadamente blanco. A pocos pasos, otra puerta de cristal daba a la terraza, lo que permitía que la luz del sol se reflejara en la cama. En uno de los cuartos de baños había una bañera parecida a la del hotel de Filadelfia, mientras que en el otro había una ducha y dos lavabos. Tras una ojeada a la bañera, Tom decidió que la estrenaría con _________ esa misma noche.
Pero lo mejor de la suite era la terraza, que ofrecía impresionantes vistas del Duomo, el Palazzo y las colinas cercanas. __________ se imaginó acurrucándose junto a Tom en el cómodo futón que había fuera, mirando las estrellas con una copa de chianti en la mano. O tal vez, pensó ruborizándose, haciendo el amor a la luz de las velas bajo aquellas mismas estrellas.
«Orgasmos con Tom a la luz de la luna...»
Cuando se quedaron solos, lo abrazó con fuerza y le dio las gracias una y otra vez por haber elegido una habitación tan bonita.
—Todo es poco para ti, mi amor. —Tom la besó dulcemente—. Todo es poco.
Nada le habría gustado más que tumbar a __________ sobre la cama y hacerle el amor inmediatamente, pero sabía que casi no había dormido en el avión y que estaba cansada. Mientras trataba de besarla, a ella se le escapó un bostezo y él se echó a reír.
—Tendría que pasarme por los Uffizi. ¿Te importa si te dejo aquí sola? Puedes dormir la siesta o, si lo prefieres, puedo llamar a recepción para que te den un masaje.
Los ojos de __________ se iluminaron al oír la palabra «masaje», pero sabía que tenía demasiado sueño para disfrutarlo.
—Lo de la siesta suena muy bien. Sé que no es la mejor manera de superar el jet lag, pero seré una compañía mucho más agradable durante la cena y... bueno, luego, si puedo dormir un poco...
Se ruborizó.
Tom le acarició la mandíbula con un dedo.
—Sólo te lo diré una vez, _________: no hay prisa. Podemos dedicar la noche a descansar. Aunque me gustaría que probáramos la bañera. Juntos —añadió, con una media sonrisa seductora.
—Me encantaría.
Él le besó la punta de la nariz.
—He encargado algunos productos de la Farmacia di Santa Maria Novella. Mira a ver si alguno te gusta y lo usaremos. Mientras tanto, reservaré mesa para cenar a las nueve o nueve y media.
—Perfecto. ¿Adónde iremos?
Él le dedicó una sonrisa radiante.
—Al Palazzo dell’Arte dei Giudici. ¿Lo conoces?
—He pasado por delante, pero no he entrado nunca. No sabía que hubiera un restaurante dentro.
—Tengo muchas ganas de enseñártelo. —Llevándose la mano de __________ a los labios, la besó—. He encargado una cesta de fruta y unas cuantas botellas de agua mineral. Pide lo que quieras. —Riéndose, añadió—: Pero el champán guárdalo para cuando vuelva. Nos lo tomaremos en la bañera.
Ella bajó la vista.
—Me estás malcriando.
Él le levantó la barbilla con un dedo.
—No, cariño, no te malcrío; sólo te trato como te mereces. Llevas toda la vida rodeada de idiotas. Yo, el peor de todos.
—Tom, eres muchas cosas, pero no eres idiota.
Poniéndose de puntillas, le dio un suave beso en los labios antes de desaparecer en el cuarto de baño para darse una ducha.
Varias horas más tarde, Tom regresó de una cordial reunión con su amigo Massimo Vitali.
Mientras tomaban café expreso, hablaron de la conferencia del día siguiente y de los planes para el banquete que se serviría en su honor al terminar, en la misma Galería de los Uffizi. Tom se sentía muy agradecido, más por __________ que por él. Se imaginaba que le encantaría participar en un acto tan festivo en su museo de arte favorito.
Al regresar a la suite, Tom la encontró dormida en el centro mismo de la cama, con un pijama de raso color champán. Tenía el pelo suelto alrededor de la cabeza, como un halo color caoba. Parecía una bella durmiente.
Tras observarla dormir unos segundos, la besó en la mejilla. Al ver que no se movía, se sirvió una copa y se sentó en la terraza. Era agradable tener un momento para él, para planificar y soñar con los días que tenían por delante. Tenía la sensación de que alguien lo había liberado de la pesada carga que había llevado sobre los hombros. _________ conocía la verdad sobre Paulina y Maia y lo seguía amando. Se habían librado del comité de la universidad tras sobrevivir a un semestre académico juntos. Tenía muchas cosas por las que dar gracias. Sobre todo, por tener a su _________ para él solo durante dos semanas.
«________ no es de esas chicas a las que uno deja tiradas después de follársela. Es de las chicas con las que uno se casa.» Las palabras de Scott le vinieron a la mente.
Scott tenía razón. _________ era especial. Era una mujer hermosa, inteligente y compasiva, que amaba y se entregaba apasionadamente. Se merecía mucho más que una simple aventura, aunque Tom se negaba a calificar su relación de aventura y no le importaba lo que pensaran los demás. Comprobó que la cajita de terciopelo que había escondido en el bolsillo de la americana seguía allí. La idea de tener una relación duradera con alguien siempre le había parecido muy remota, pero ella había cambiado su manera de pensar.
Esa noche le demostraría lo mucho que la amaba. Quería adorarla. Empezaría relajándola con un baño de espuma y un masaje, para que no se sintiera incómoda con su desnudez. ___________ era tímida, pero quería que esa noche se sintiera sexy y deseable. Simon había dejado graves grietas en su confianza. Había llegado a creer incluso que era frígida. Pensaba que era torpe en temas de sexo y tenía miedo de defraudarlo.
Tom sabía que convencerla de que nada de eso era cierto llevaría su tiempo, un tiempo que también necesitaría para curarse las heridas. Pero estaba decidido a devolverle la confianza y a conseguir que se viera como la veía él: sexy, atractiva y apasionada.
Sólo lo lograría con paciencia y decisión. Tenía muchas ganas de demostrarle su amor y de poner sus técnicas amatorias a su servicio. Sabía que ella nunca le exigiría nada, lo que hacía que la idea de dárselo todo fuera mucho más satisfactoria.
Si __________ no fuera tan tímida, le propondría hacer el amor en la terraza. Pensar en su suave y pálida piel brillando a la luz de las estrellas hacía que el corazón se le acelerara y el pantalón le apretara. Pero no creía que fuera buena idea hacer el amor por primera vez al aire libre. Lo último que quería era que se sintiera incómoda.
«Tendremos que volver en otra ocasión», pensó.





HOLA!! COMO ESTAN? ESPERO Q BIEN ... BUENO, EN EL 33 Y 34 SALDRA LO QUE TODAS USTEDES QUIEREN LEER ... JAJAJJA PILLINAS!! NO ESPERARAN MAS ... BUENO MAS BIEN EL 34 PERO EN EL 33 EMPIEZA LO BUENO ^^ ... BUENO, ME VOY, YA SABEN, SI VEO 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGO SI NO ... NO ADIOS :))

3 comentarios:

  1. Ay que beshioooo ell Ohh my...n ya estoy emocionada y con ansias quiero leer esos capis *-*

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  2. Ayy Yaa!! Virgii sube de una vez..
    Que muero por leer!! 1313
    Morireee!!

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  3. Xfiiiis subeee el cap 33 hoy pleaseeee ya me muero x leer ese cap tan ardiente entre ellos, lo he esperado mucho de verdad.. tan lindo Tom espero q siga así y no la vaya a defraudar xq lo mato jum!!! me encantooo sube hoy pleaseeee!!!!

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