CAP 13 (PARTE 1)
A la mañana siguiente, ____ aún
no había decidido qué hacer respecto a la beca. No quería obrar
precipitadamente. Tenía miedo de que la generosidad de Tom quedara al
descubierto. Sabía que en la administración universitaria había mentes
desconfiadas que no dudarían en atacarlo.
Y también debía de ir con mucha
cautela por su propio bien. Cualquier paso en falso podía hacerla quedar como
lo que no era. No quería que nadie la viera como otra cosa que una estudiante
seria y responsable. Por eso no se atrevía a dirigirse al director del
departamento y rechazar la beca. Entre otras cosas, una beca siempre quedaba
bien en un currículum. Y se suponía que para un estudiante serio, el currículum
era más importante que el orgullo personal.
Hablando en términos clásicos, la
señorita Mitchell se encontraba entre la Escila de proteger tanto a Tom como a
sí misma y la Caribdis de su orgullo. Por desgracia para este último, rechazar
la beca era peligroso. Y para huir del peligro lo único que tenía que hacer era
aceptar el dinero. No le gustaba. No le gustaba nada. Especialmente después de
haber aceptado ya el vestido y los zapatos de Rachel y de la maniobra no tan
secreta de Tom para reemplazar su vieja mochila.
No le había comentado que había
enviado ésta a L. L. Bean y que estaba esperando que se la cambiaran por una
nueva. Y que, cuando la recibiera, tenía previsto usarla, aunque sólo fuera
para reafirmar su independencia.
El viernes por la tarde, sin
poder resistir más la curiosidad, le envió un mensaje de texto a Rachel
contándole lo de la fundación y la beca y preguntándole si sabía quién era M.
P. Kaulitz.
Rachel le respondió casi
inmediatamente:
<<¿Qué dices que hizo T?
Nunca había oído hablar de esa fundación. Ni de MPT. Podría ser su madre
biológica. O su abuela.
TQM, R.
P. D.: A dice hola y
gracias>>
____ leyó el mensaje varias
veces. Le pareció que lo que tenía más sentido era que fuera su abuela. Dudaba
que le hubiera puesto a
la beca el nombre de alguien a quien odiaba. Y estaba segura de
que seguía odiando a su madre biológica.
Aunque también podía ser que Tom
le ocultara cosas a Rachel, igual que se las ocultaba al resto del mundo. Tras
un par de chupitos de tequila para infundirse valor, le envió otro mensaje a su
amiga preguntándole si Tom tenía novia en Toronto, para ver si ésta sabía algo
de la beca. La respuesta le llegó en seguida, pero en la bandeja de entrada del
correo electrónico:
<<¡____!
Te escribo por aquí, porque los
botones del teléfono son muy pequeños. Tom NUNCA ha tenido novia. Nunca trajo a
nadie a casa para presentársela a papá y mamá, ni siquiera en el instituto. Una
vez, Scott lo acusó de ser gay, pero su radar no funciona para esas cosas.
¿No viste su apartamento? ¿No
viste las fotos de su dormitorio? ¿Las viste? Vamos, seguro que no tiene novia.
Sólo amigas para follar. Aunque, cuando se lo pregunté, reaccionó de manera
extraña. Tiene treinta y tres años, por el amor de Dios. ¡Ya no tiene edad para
ir de ligón!
¿Estás segura de que no se ha
inventado a ese M. P. Kaulitz? Se lo preguntaré a Scott y te diré algo. No
quiero molestar a mi padre. Sigue estando muy mal.
Aaron y yo vamos de camino a las
islas de la Reina Carlota. Pasaremos allí dos semanas en una cabaña de madera,
sin Internet ni teléfonos móviles. Los dos solos. Paz, tranquilidad y un
jacuzzi al aire libre.
Por favor, no permitas que Tom
caiga en el abismo hasta mi regreso.
Te quiere, R.
P. D.: Aaron quiere saludarte
personalmente. Aquí tienes, cariño.
Hola, Julia, soy Aaron.
Gracias por cuidar tan bien de mi
prometida en Canadá. Volvió muy cambiada y sé que no debo agradecérselo a Tom.
Te echamos mucho de menos en el
funeral. Ojalá podamos vernos en Acción de Gracias. Si no pensabas venir,
¿podrías reconsiderarlo? Será duro este año, sin Grace. Richard —y Rachel—
necesitan tener a toda la familia cerca y eso te incluye a ti.
Tengo puntos de mi compañía
aérea. Podría enviarte un billete.
Piénsalo.
Te quiero, niñita,
Aaron >>
____ se secó una lágrima ante su
dulzura y al verlo feliz y aliviado porque su prometida y él seguían juntos y
muy enamorados. ____ daría cualquier cosa por ser amada de esa manera.
Se preguntó por qué la amable
oferta de Aaron no le había parecido caridad. Se estaba planteando seriamente
aceptarla. Pensó en Grace. Ella tenía razón. Cuando no hay contrapartidas y un
regalo se ofrece de corazón, no hay nada vergonzoso en aceptarlo. Si aceptaba
el billete de avión ofrecido por Aaron, podría estar presente en la primera
cena de Acción de Gracias tras la muerte de Grace y devolver la beca.
Al pensar en Grace, se preguntó
si sería útil rogarle a ésta tanto por ella como por Tom. Grace era una
auténtica santa, una madre celestial que sin duda enviaría ayuda a sus hijos.
Mientras santa Lucía estaba de vacaciones con su amado Aaron, ___ dirigió su
atención a los cielos y le pidió a Grace que intercediera por las vidas de
todos ellos y encendió una vela en su memoria en la ventana de su pequeño
estudio, aquella fría noche de viernes. Antes de meterse en la cama con su
conejito de peluche, decidió aceptar el regalo de Aaron como prueba de su nueva
actitud hacia la caridad y su capacidad de tragarse el orgullo cuando era
necesario. Lo que significaba que su pecado capital no era tan capital.
En ausencia de Paul, ____ se
encontró con que el sábado se le hacía muy largo y acabó yendo a trabajar en su
propuesta de proyecto al despacho de El Profesor en la biblioteca. Parte de
ella deseaba que Tom volviera a sorprenderla allí, pero no sucedió. Recordó sus
palabras de despedida: «Nos veremos el miércoles... si sigo aquí».
CAP 13 (PARTE 2)
A pesar de lo que Rachel le había
dicho, era muy posible que tuviera novia. Recordó que le había asignado a la
tal Paulina el tono de llamada de las campanadas de Big Ben. ¿Viviría en
Londres? ¿Sería inglesa? ¿O tendría alguna relación con el repique de las
campanas? Buscó la historia del Big Ben en la Wikipedia, pero no encontró nada
particularmente revelador. (Lo que suele suceder muchas veces con Wikipedia.)
_____ no era tan inocente como
Tom pensaba. Sabía que él no era virgen. Ya no lo era cuando lo conoció. Pero
una cosa era saberlo y otra que te lo restregaran por la cara.
Pensó en él y Paulina, o en él y cualquier otra chica sin rostro,
piel con piel, entrelazados. Se lo imaginó besándola en los labios, explorando
su cuerpo con la boca, las manos, los ojos. Vio a Tom dando y recibiendo placer
físico de una rubia alta y perfecta. Se lo imaginó en éxtasis, gritando el
nombre de la chica y mirándola a los ojos mientras alcanzaba el clímax. Pensó
en él convirtiéndose en un solo ser con otra alma, perteneciendo a otra mujer.
Esa mujer, ¿lo amaría? ¿Sería amable con él? ¿Querría que se convirtiera en
mejor persona o sólo desearía disfrutar de su cuerpo, su pasión, su naturaleza
animal? ¿Le importaría si detrás de sus preciosos ojos cafeces se escondía el
alma de un hombre herido, desaparecido, necesitado de redención y de cura? ¿O
procuraría arrastrarlo aún más hacia las profundidades, atrayéndolo con su
cuerpo y con sus largas uñas?
La sola idea de Tom llevándose a
otra mujer, a cualquier mujer, a su cama —ya no digamos a su alma— le resultaba
muy dolorosa. Pero la idea de que esa mujer calentara su cama más de una noche
era absolutamente devastadora. Porque ____ llevaba toda la vida queriendo ser
ella.
A pesar de sus ideas tristes y
sórdidas no era capaz de quitarse el jersey verde de cachemira. Se lo llevó
puesto a la biblioteca y pasó las horas envuelta en su calor y en el aroma de
Tom. Se temía que eso iba a ser lo más cerca que conseguiría estar de él.
Olvidándose por un tiempo del CD
de Paul, se puso a escuchar a Yael Naim. Le encantaba la canción Far Far,
aunque no tenía ni idea de si la letra era adecuada a su situación. ____ se había
pasado casi toda la vida esperando que le pasara algo bueno, guardándose sueños
y esperanzas muy dentro del alma. Pero pronto llegaría el día en que tendría
que encargarse personalmente de que esas cosas buenas sucedieran.
La música era suave y relajante y
le permitió avanzar mucho en la propuesta hasta la hora de cierre de la
biblioteca.
Al salir, se puso los auriculares
y pasó de largo el carrito de los perritos calientes, decidiéndose por una cena
líquida. Se compró un smoothie de mango, el más grande, y regresó a casa
andando, bebiendo y pensando. Como iba distraída preguntándose dónde estaría
Tom y qué andaría haciendo, casi no vio a Ethan, que la saludó al pasar ella
junto a la larga cola de gente que aguardaba para entrar en Lobby.
—Hola, Ethan —lo saludó,
quitándose los auriculares.
Él le hizo un gesto para que se acercara.
—Hola, ____. Gracias otra vez por
ayudarme a escribirle a Rafaela. Le encantó. —Si Ethan hubiera sido capaz de
ruborizarse, lo habría hecho en ese momento. Sonrió con los ojos brillantes—.
Me está enseñando italiano.
Ella se echó a reír, encantada de
verlo tan feliz.
—¿Cómo van las cosas? Mucha
gente, ¿eh? —comentó, señalando la cola.
—Ahora dejaré entrar a unos
cuantos más, pero antes tengo que sacar a alguien.
—Vaya, eso suena amenazador.
Ethan negó con la cabeza.
—Tu amigo está dentro. Nunca lo
había visto tan borracho. El camarero se niega a seguir sirviéndole copas y eso
significa que tengo que sacarlo a la fuerza y meterlo en un taxi.
_____ alzó mucho las cejas.
«¿Tom está aquí? ¿Y Paulina?»
—Lo he intentado solo y casi me
ha dado un puñetazo. Estoy esperando que alguien me sustituya aquí para ir a
buscarlo, pero voy a necesitar refuerzos. A no ser que me ayudes tú —dijo,
mirándola con admiración—. Creo que podrías convencerlo de que salga
voluntariamente.
Ella negó con la cabeza con
brusquedad.
—¿Estás de broma? No me haría
ningún caso. Ni siquiera somos amigos.
—No es ésa la impresión que me
dio, pero no pasa nada. Lo entiendo. —Se encogió de hombros y miró la hora.
____ bebió un poco más de smoothie
y se acordó de la promesa que le había hecho a Rachel. Se preguntó si ése
sería uno de esos casos en que estaba moralmente obligada a intervenir.
«¿Y si no hago nada y Tom acaba
en la cárcel? Él se ha esforzado por ser amable conmigo esta semana. No puedo
ignorarlo. Me traería mal karma.»
—Ejem, bueno, puedo intentarlo. A
ver si quiere salir por las buenas —dijo, no muy convencida—. No me gustaría
que acabara detenido.
—A mí tampoco. Nos gusta que
nuestros vips estén contentos. Pero no ha parado de beber un whisky doble tras
otro desde que ha llegado. No podemos seguir sirviéndole más. Tal vez a ti te
escuche. Lo que tiene que hacer es irse a casa a dormir.
Ethan apartó el cordón de terciopelo para que pasara.
—No voy vestida para entrar ahí
—se excusó ___, mirándose las zapatillas deportivas, los vaqueros rotos y el
jersey de Tom, que olía de manera deliciosa, pero que le quedaba demasiado
grande.
—Vas bien, pero escucha, si está demasiado
borracho y no te ves capaz de tratar con él, vuelve en seguida. No es fácil de
controlar cuando ha bebido tanto.
____ sabía de lo que era capaz
Tom cuando estaba borracho, pero se recordó que con ella había sido muy dulce
aquella noche, años atrás.
Entró en el club esperando que
nadie la reconociera. Se deshizo la coleta y se tapó la cara con el pelo,
usándolo como un velo para mantenerse a salvo de miradas curiosas. Elevó una
oración desesperada a los dioses de las coctelerías y bares de copas para que
mantuvieran a distancia a Brad Curtis, MBA, vicepresidente de mercados de
capitales. No quería que la viera vestida así. Se abrochó los botones de su
chaquetón verde militar porque no quería que Gabriel descubriera que seguía
llevando su jersey.
No le costó mucho localizarlo.
Estaba sentado en el bar, charlando con una atractiva morena que quedaba de
espaldas a ____. Tom no estaba mirando a la mujer que tenía una mano enredada
en su pelo y que lo estaba atrayendo hacia ella por la corbata, sino el vaso
vacío. No parecía contento, pero eso probablemente tuviese más que ver con el
estado de su copa que con otras cosas.
Desde su observatorio
privilegiado, a varios metros de distancia, vio que la Kaulitz adicta, que
prácticamente estaba sentada en su regazo y metiéndole los pechos en la cara,
no era otra que Christa Peterson. Mierda. ¿Pensaría llevársela Tom a casa?
_____ supo que, en ese momento,
la única que podía cuidar de él era ella. Si Tom se acostaba con Christa no
sólo estaría violando la política de no confraternización y poniendo su carrera
académica en peligro, sino que se vería envuelto en una incómoda relación con
la joven que esperaba convertirse en la señora Kaulitz. Y no podía olvidar que
era muy posible que Christa estuviera tratando de seducirlo para vengarse de
cómo Tom la había tratado en el Starbucks por defenderla a ella.
HOLA!!! COMO ESTAN?? BUENO AQI ESTAN LAS DOS PRIMERAS PARTES DEL CAP 13, MAÑANA AGREGO LAS OTRAS DOS ... ESPERO QUE ESTEN BIEN Y QUE LES ESTE GUSTANDO LA HISTORIA QUE ESTA HERMOSA ... BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO XD NOS VEMOS :))
Virgii siguelaaa .. Quedo muy interesantee.. Estoy segura que Tom prefiere a (tn) y se ira con ella noo? Noo??
ResponderEliminarSubeeee yaa!! Q me desespero ;)
Me encantooooo, espero q Tom se vaya con (Tn) y no le haga caso a esa tal Christa me cae muy mal.. quiero un beso entre ellos y también espero un gran cap ardiente entre ellos!!! amo tu fic!!!! sube el próximo pronto xfiiis...
ResponderEliminarSíguela se esta poniendo interesante la fic me encanta :) <3
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