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viernes, 21 de marzo de 2014

.- EL INFIERNO DE TOM .- 13 (PARTE 1 y 2)

CAP 13 (PARTE 1)

A la mañana siguiente, ____ aún no había decidido qué hacer respecto a la beca. No quería obrar precipitadamente. Tenía miedo de que la generosidad de Tom quedara al descubierto. Sabía que en la administración universitaria había mentes desconfiadas que no dudarían en atacarlo.
Y también debía de ir con mucha cautela por su propio bien. Cualquier paso en falso podía hacerla quedar como lo que no era. No quería que nadie la viera como otra cosa que una estudiante seria y responsable. Por eso no se atrevía a dirigirse al director del departamento y rechazar la beca. Entre otras cosas, una beca siempre quedaba bien en un currículum. Y se suponía que para un estudiante serio, el currículum era más importante que el orgullo personal.
Hablando en términos clásicos, la señorita Mitchell se encontraba entre la Escila de proteger tanto a Tom como a sí misma y la Caribdis de su orgullo. Por desgracia para este último, rechazar la beca era peligroso. Y para huir del peligro lo único que tenía que hacer era aceptar el dinero. No le gustaba. No le gustaba nada. Especialmente después de haber aceptado ya el vestido y los zapatos de Rachel y de la maniobra no tan secreta de Tom para reemplazar su vieja mochila.
No le había comentado que había enviado ésta a L. L. Bean y que estaba esperando que se la cambiaran por una nueva. Y que, cuando la recibiera, tenía previsto usarla, aunque sólo fuera para reafirmar su independencia.
El viernes por la tarde, sin poder resistir más la curiosidad, le envió un mensaje de texto a Rachel contándole lo de la fundación y la beca y preguntándole si sabía quién era M. P. Kaulitz.
Rachel le respondió casi inmediatamente:
<<¿Qué dices que hizo T? Nunca había oído hablar de esa fundación. Ni de MPT. Podría ser su madre biológica. O su abuela.
TQM, R.
P. D.: A dice hola y gracias>>
____ leyó el mensaje varias veces. Le pareció que lo que tenía más sentido era que fuera su abuela. Dudaba que le hubiera puesto a
la beca el nombre de alguien a quien odiaba. Y estaba segura de que seguía odiando a su madre biológica.
Aunque también podía ser que Tom le ocultara cosas a Rachel, igual que se las ocultaba al resto del mundo. Tras un par de chupitos de tequila para infundirse valor, le envió otro mensaje a su amiga preguntándole si Tom tenía novia en Toronto, para ver si ésta sabía algo de la beca. La respuesta le llegó en seguida, pero en la bandeja de entrada del correo electrónico:
<<¡____!
Te escribo por aquí, porque los botones del teléfono son muy pequeños. Tom NUNCA ha tenido novia. Nunca trajo a nadie a casa para presentársela a papá y mamá, ni siquiera en el instituto. Una vez, Scott lo acusó de ser gay, pero su radar no funciona para esas cosas.
¿No viste su apartamento? ¿No viste las fotos de su dormitorio? ¿Las viste? Vamos, seguro que no tiene novia. Sólo amigas para follar. Aunque, cuando se lo pregunté, reaccionó de manera extraña. Tiene treinta y tres años, por el amor de Dios. ¡Ya no tiene edad para ir de ligón!
¿Estás segura de que no se ha inventado a ese M. P. Kaulitz? Se lo preguntaré a Scott y te diré algo. No quiero molestar a mi padre. Sigue estando muy mal.
Aaron y yo vamos de camino a las islas de la Reina Carlota. Pasaremos allí dos semanas en una cabaña de madera, sin Internet ni teléfonos móviles. Los dos solos. Paz, tranquilidad y un jacuzzi al aire libre.
Por favor, no permitas que Tom caiga en el abismo hasta mi regreso.
Te quiere, R.
P. D.: Aaron quiere saludarte personalmente. Aquí tienes, cariño.
Hola, Julia, soy Aaron.
Gracias por cuidar tan bien de mi prometida en Canadá. Volvió muy cambiada y sé que no debo agradecérselo a Tom.
Te echamos mucho de menos en el funeral. Ojalá podamos vernos en Acción de Gracias. Si no pensabas venir, ¿podrías reconsiderarlo? Será duro este año, sin Grace. Richard —y Rachel— necesitan tener a toda la familia cerca y eso te incluye a ti.
Tengo puntos de mi compañía aérea. Podría enviarte un billete.
Piénsalo.
Te quiero, niñita,
Aaron >>
____ se secó una lágrima ante su dulzura y al verlo feliz y aliviado porque su prometida y él seguían juntos y muy enamorados. ____ daría cualquier cosa por ser amada de esa manera.
Se preguntó por qué la amable oferta de Aaron no le había parecido caridad. Se estaba planteando seriamente aceptarla. Pensó en Grace. Ella tenía razón. Cuando no hay contrapartidas y un regalo se ofrece de corazón, no hay nada vergonzoso en aceptarlo. Si aceptaba el billete de avión ofrecido por Aaron, podría estar presente en la primera cena de Acción de Gracias tras la muerte de Grace y devolver la beca.
Al pensar en Grace, se preguntó si sería útil rogarle a ésta tanto por ella como por Tom. Grace era una auténtica santa, una madre celestial que sin duda enviaría ayuda a sus hijos. Mientras santa Lucía estaba de vacaciones con su amado Aaron, ___ dirigió su atención a los cielos y le pidió a Grace que intercediera por las vidas de todos ellos y encendió una vela en su memoria en la ventana de su pequeño estudio, aquella fría noche de viernes. Antes de meterse en la cama con su conejito de peluche, decidió aceptar el regalo de Aaron como prueba de su nueva actitud hacia la caridad y su capacidad de tragarse el orgullo cuando era necesario. Lo que significaba que su pecado capital no era tan capital.
En ausencia de Paul, ____ se encontró con que el sábado se le hacía muy largo y acabó yendo a trabajar en su propuesta de proyecto al despacho de El Profesor en la biblioteca. Parte de ella deseaba que Tom volviera a sorprenderla allí, pero no sucedió. Recordó sus palabras de despedida: «Nos veremos el miércoles... si sigo aquí».

CAP 13 (PARTE 2)

A pesar de lo que Rachel le había dicho, era muy posible que tuviera novia. Recordó que le había asignado a la tal Paulina el tono de llamada de las campanadas de Big Ben. ¿Viviría en Londres? ¿Sería inglesa? ¿O tendría alguna relación con el repique de las campanas? Buscó la historia del Big Ben en la Wikipedia, pero no encontró nada particularmente revelador. (Lo que suele suceder muchas veces con Wikipedia.)
_____ no era tan inocente como Tom pensaba. Sabía que él no era virgen. Ya no lo era cuando lo conoció. Pero una cosa era saberlo y otra que te lo restregaran por la cara.
Pensó en él y Paulina, o en él y cualquier otra chica sin rostro, piel con piel, entrelazados. Se lo imaginó besándola en los labios, explorando su cuerpo con la boca, las manos, los ojos. Vio a Tom dando y recibiendo placer físico de una rubia alta y perfecta. Se lo imaginó en éxtasis, gritando el nombre de la chica y mirándola a los ojos mientras alcanzaba el clímax. Pensó en él convirtiéndose en un solo ser con otra alma, perteneciendo a otra mujer. Esa mujer, ¿lo amaría? ¿Sería amable con él? ¿Querría que se convirtiera en mejor persona o sólo desearía disfrutar de su cuerpo, su pasión, su naturaleza animal? ¿Le importaría si detrás de sus preciosos ojos cafeces se escondía el alma de un hombre herido, desaparecido, necesitado de redención y de cura? ¿O procuraría arrastrarlo aún más hacia las profundidades, atrayéndolo con su cuerpo y con sus largas uñas?
La sola idea de Tom llevándose a otra mujer, a cualquier mujer, a su cama —ya no digamos a su alma— le resultaba muy dolorosa. Pero la idea de que esa mujer calentara su cama más de una noche era absolutamente devastadora. Porque ____ llevaba toda la vida queriendo ser ella.
A pesar de sus ideas tristes y sórdidas no era capaz de quitarse el jersey verde de cachemira. Se lo llevó puesto a la biblioteca y pasó las horas envuelta en su calor y en el aroma de Tom. Se temía que eso iba a ser lo más cerca que conseguiría estar de él.
Olvidándose por un tiempo del CD de Paul, se puso a escuchar a Yael Naim. Le encantaba la canción Far Far, aunque no tenía ni idea de si la letra era adecuada a su situación. ____ se había pasado casi toda la vida esperando que le pasara algo bueno, guardándose sueños y esperanzas muy dentro del alma. Pero pronto llegaría el día en que tendría que encargarse personalmente de que esas cosas buenas sucedieran.
La música era suave y relajante y le permitió avanzar mucho en la propuesta hasta la hora de cierre de la biblioteca.
Al salir, se puso los auriculares y pasó de largo el carrito de los perritos calientes, decidiéndose por una cena líquida. Se compró un smoothie de mango, el más grande, y regresó a casa andando, bebiendo y pensando. Como iba distraída preguntándose dónde estaría Tom y qué andaría haciendo, casi no vio a Ethan, que la saludó al pasar ella junto a la larga cola de gente que aguardaba para entrar en Lobby.
—Hola, Ethan —lo saludó, quitándose los auriculares.
Él le hizo un gesto para que se acercara.
—Hola, ____. Gracias otra vez por ayudarme a escribirle a Rafaela. Le encantó. —Si Ethan hubiera sido capaz de ruborizarse, lo habría hecho en ese momento. Sonrió con los ojos brillantes—. Me está enseñando italiano.
Ella se echó a reír, encantada de verlo tan feliz.
—¿Cómo van las cosas? Mucha gente, ¿eh? —comentó, señalando la cola.
—Ahora dejaré entrar a unos cuantos más, pero antes tengo que sacar a alguien.
—Vaya, eso suena amenazador.
Ethan negó con la cabeza.
—Tu amigo está dentro. Nunca lo había visto tan borracho. El camarero se niega a seguir sirviéndole copas y eso significa que tengo que sacarlo a la fuerza y meterlo en un taxi.
_____ alzó mucho las cejas.
«¿Tom está aquí? ¿Y Paulina?»
—Lo he intentado solo y casi me ha dado un puñetazo. Estoy esperando que alguien me sustituya aquí para ir a buscarlo, pero voy a necesitar refuerzos. A no ser que me ayudes tú —dijo, mirándola con admiración—. Creo que podrías convencerlo de que salga voluntariamente.
Ella negó con la cabeza con brusquedad.
—¿Estás de broma? No me haría ningún caso. Ni siquiera somos amigos.
—No es ésa la impresión que me dio, pero no pasa nada. Lo entiendo. —Se encogió de hombros y miró la hora.
____ bebió un poco más de smoothie y se acordó de la promesa que le había hecho a Rachel. Se preguntó si ése sería uno de esos casos en que estaba moralmente obligada a intervenir.
«¿Y si no hago nada y Tom acaba en la cárcel? Él se ha esforzado por ser amable conmigo esta semana. No puedo ignorarlo. Me traería mal karma.»
—Ejem, bueno, puedo intentarlo. A ver si quiere salir por las buenas —dijo, no muy convencida—. No me gustaría que acabara detenido.
—A mí tampoco. Nos gusta que nuestros vips estén contentos. Pero no ha parado de beber un whisky doble tras otro desde que ha llegado. No podemos seguir sirviéndole más. Tal vez a ti te escuche. Lo que tiene que hacer es irse a casa a dormir.
Ethan apartó el cordón de terciopelo para que pasara.
—No voy vestida para entrar ahí —se excusó ___, mirándose las zapatillas deportivas, los vaqueros rotos y el jersey de Tom, que olía de manera deliciosa, pero que le quedaba demasiado grande.
—Vas bien, pero escucha, si está demasiado borracho y no te ves capaz de tratar con él, vuelve en seguida. No es fácil de controlar cuando ha bebido tanto.
____ sabía de lo que era capaz Tom cuando estaba borracho, pero se recordó que con ella había sido muy dulce aquella noche, años atrás.
Entró en el club esperando que nadie la reconociera. Se deshizo la coleta y se tapó la cara con el pelo, usándolo como un velo para mantenerse a salvo de miradas curiosas. Elevó una oración desesperada a los dioses de las coctelerías y bares de copas para que mantuvieran a distancia a Brad Curtis, MBA, vicepresidente de mercados de capitales. No quería que la viera vestida así. Se abrochó los botones de su chaquetón verde militar porque no quería que Gabriel descubriera que seguía llevando su jersey.
No le costó mucho localizarlo. Estaba sentado en el bar, charlando con una atractiva morena que quedaba de espaldas a ____. Tom no estaba mirando a la mujer que tenía una mano enredada en su pelo y que lo estaba atrayendo hacia ella por la corbata, sino el vaso vacío. No parecía contento, pero eso probablemente tuviese más que ver con el estado de su copa que con otras cosas.
Desde su observatorio privilegiado, a varios metros de distancia, vio que la Kaulitz adicta, que prácticamente estaba sentada en su regazo y metiéndole los pechos en la cara, no era otra que Christa Peterson. Mierda. ¿Pensaría llevársela Tom a casa?

_____ supo que, en ese momento, la única que podía cuidar de él era ella. Si Tom se acostaba con Christa no sólo estaría violando la política de no confraternización y poniendo su carrera académica en peligro, sino que se vería envuelto en una incómoda relación con la joven que esperaba convertirse en la señora Kaulitz. Y no podía olvidar que era muy posible que Christa estuviera tratando de seducirlo para vengarse de cómo Tom la había tratado en el Starbucks por defenderla a ella.


HOLA!!! COMO ESTAN?? BUENO AQI ESTAN LAS DOS PRIMERAS PARTES DEL CAP 13, MAÑANA AGREGO LAS OTRAS DOS ... ESPERO QUE ESTEN BIEN Y QUE LES ESTE GUSTANDO LA HISTORIA QUE ESTA HERMOSA ... BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO XD NOS VEMOS :)) 

3 comentarios:

  1. Virgii siguelaaa .. Quedo muy interesantee.. Estoy segura que Tom prefiere a (tn) y se ira con ella noo? Noo??

    Subeeee yaa!! Q me desespero ;)

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  2. Me encantooooo, espero q Tom se vaya con (Tn) y no le haga caso a esa tal Christa me cae muy mal.. quiero un beso entre ellos y también espero un gran cap ardiente entre ellos!!! amo tu fic!!!! sube el próximo pronto xfiiis...

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  3. Síguela se esta poniendo interesante la fic me encanta :) <3

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