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miércoles, 16 de abril de 2014

.- EL INFIERNO DE TOM .- 24 (PARTE 1, 2 y 3)

CAP 24 (PARTE 1)
El martes por la noche, _______ mantuvo una tensa conversación con su padre sobre los acontecimientos del fin de semana. Lo llamó desde su iPhone nuevo, explicándole por qué había tenido que cambiar de número. El hombre llevaba tres días tratando de hablar con ella sin conseguirlo y estaba enfadado.
—Papá, he tenido que cambiarme de número porque Simon me llamó.
—¿Ah, sí? —El tono de voz de John era receloso.
—Pues sí. Me dijo que tú se lo habías dado. Me llamó y me estuvo acosando.
—Menudo cabrón —murmuró su padre.
—Te doy el nuevo número, pero no quiero que se lo des a nadie, especialmente a Deb. A la que te descuides, ya se lo habrá dado a Natalie.
John seguía refunfuñando, como si se hubiera olvidado de que estaba hablando con alguien.
—No te preocupes por Deb.
—¡Sí, papá, claro que me preocupo! Su hija sigue hablando con Simon. ¿Y si le dice que vuelvo ahí para Acción de Gracias? ¡Podría presentarse en casa!
—Estás exagerando. No va a hacer eso. La semana pasada tuvimos una conversación muy agradable. Fue muy educado. Me dijo que todavía tenías algunas cosas suyas. No quería molestarte, pero yo le di tu número y le dije que no te importaría que te llamara.
—¡No tengo absolutamente nada suyo! Y aunque no fuera así, sabes que no quiero hablar con él. No es una buena persona, papá. Cuando habla contigo finge. Conmigo es una persona totalmente distinta —trató de explicarle ________, que había empezado a temblar.
—¿Estás segura de que no fue un malentendido?
—Es difícil malinterpretar el acoso y las amenazas, papá. No volverá a hablar conmigo. Nunca seremos amigos. Lo que hizo no se arregla con una disculpa.
John suspiró.
—De acuerdo, _______, lo siento. No le daré tu número a nadie. Pero ¿estás segura de que no quieres ofrecerle a Simon una segunda oportunidad? Es de muy buena familia... Y todos cometemos errores.
Ella puso los ojos en blanco. Le apetecía mucho ponerse en plan revanchista. Le apetecía preguntarle a su padre si él habría perdonado a su madre si hubiera presenciado lo que ella misma vio una tarde al volver a casa: a su madre doblada encima de la mesa de la cocina, con uno de sus amigos detrás. Pero no era una persona vengativa, así que no lo hizo.
—Papá, que sea el hijo de un senador no quiere decir que no pueda ser un hijo de puta al mismo tiempo. Lo nuestro está roto. No se puede reparar, créeme.
John soltó el aire ruidosamente.
—De acuerdo. ¿Cuándo llegarás?
—El jueves.
—¿Vendrás con Rachel y Aaron?
—Ése es el plan. Y con Tom también —respondió ella, tratando de sonar convincente.
—Mantente cerca de Aaron y alejada de Tom.
—¿Por qué?
—Es una manzana podrida. Me sorprende que no esté en la cárcel. Menos mal que se trasladó a Canadá.
________ negó con la cabeza.
—Si fuera un delincuente, los canadienses no le habrían dado visado de trabajo.
—Los canadienses dejan entrar a todo el mundo. Hasta a los terroristas.
________ suspiró resignada y empezó a concretar con él los detalles de su visita esperando que, por una vez en su vida, su padre cumpliera sus promesas.

Tras otro seminario durante el cual Christa no paró de coquetear abiertamente con Tom, _______ volvió a su apartamento con Paul, que seguía igual de amable y simpático con ella. Comentaron el nuevo vestuario y las botas de tacón de Christa, cuyo estilo podría bautizarse como: «Deja que te seduzca antes de que me suspendas». Al llegar a la puerta, se despidieron. _________ se preparó una cena sencilla a base de sopa de pollo con fideos y té Lady Grey y se la tomó admirando sus regalos de cumpleaños.
Tras la interrupción de Simon, Tom le había dado una copa de vino y había insistido en que se relajara junto al fuego mientras él servía la cena. Tras ésta, había encendido las velas del pastel y le había dado sus regalos antes de irse juntos a la cama.
Tom permaneció despierto buena parte de la noche, acariciándole los brazos y la espalda, con las piernas entrelazadas. ________ se había despertado sobresaltada y aturdida varias veces, pero él siempre había estado allí para tranquilizarla y abrazarla con más fuerza. A su lado se sentía a salvo, pero tenía miedo de su reacción cuando descubriera la verdad. Si alguna vez tenía el valor como para pronunciar las palabras en voz alta.
Su iPhone también podía considerarse un regalo. Cuando el domingo por la mañana Tom le mostró avergonzado los trozos de su teléfono, _______ se había echado a reír. Aliviado, le explicó que se había enfadado tanto con Simon por haberla disgustado que lo había estampado contra la pared. Con una sonrisa, ella aceptó su ofrecimiento de comprarle un teléfono nuevo y su guía para aprender a utilizar el aparato, más sofisticado que su antiguo móvil.
Estuvo encantada cuando Tom le cargó las fotos que Rachel había hecho en Lobby. La ayudó también a introducir sus contactos y alzó una ceja al enterarse de que su número estaba archivado con el nombre de Dante Alighieri. Insistió en elegir el tono musical de sus llamadas.
Pero el principal regalo de cumpleaños fueron unas reproducciones digitales de los grabados de Botticelli. Tom las colocó en un álbum con su nombre grabado en letras de oro en la cubierta. Aunque se trataba de copias, el valor de la colección completa era incalculable. Además, le había escrito una dedicatoria en la guarda delantera con su elegante letra:


Para mi querida ______: Feliz cumpleaños.
Que cada año sea mejor que el anterior y que siempre seas feliz.
Con afecto duradero,
Tom

________ acarició las curvas de la inicial de su nombre con el dedo. Aquél era, sin duda, el mejor regalo que le habían hecho nunca.
Además, Tom le había dado también un pequeño álbum de fotos en blanco y negro. En algunas de ellas se la reconocía. En las demás, sólo se adivinaba un trozo de cara, un rizo del cabello, un pálido cuello o una chica riendo con los ojos cerrados. Cuando Tom la tocaba y la besaba, se sentía hermosa. Esas fotos eran la demostración de que él era capaz de ver su belleza y capturarla para siempre.
Algunas fotos eran sexies; otras inocentes; otras dulces. Ninguna de ellas haría que se sintiera avergonzada si, por algún motivo, llegaban a manos de su padre o se colgaban en Internet. Su favorita era una en la que se la veía de perfil, mientras unos dedos masculinos le apartaban el cabello y un rostro en sombras le daba un beso en la nuca. No le importaría ampliar la foto y colgarla sobre el cabecero de su cama. No echaría de menos el cuadro de Holiday.
«Chúpate ésa, Simon.»


—¿Qué pasa? ¿Por qué llamas? ¿Le has hecho algo a _______? Tom, te juro que como hayas...
Él se apartó el iPhone de la oreja mientras Rachel lo reñía.
—No le he hecho nada a ________—la interrumpió finalmente—. Su ex novio la llamó el sábado y se quedó destrozada. Quería preguntarte un par de cosas.
—Mierda. ¿Cómo está?
—Se disgustó muchísimo, pero no quiere hablar de ello.
—Por supuesto que no. ¿Por qué iba a hablar de ello con su profesor?
Tom perdió la paciencia.
—Estábamos hablando de Acción de Gracias y haciendo planes para el viaje cuando ese hijo de puta nos interrumpió.
—Te noto alterado, Tom. ¿Por qué te importa tanto?
—Porque ese desgraciado, sea quien sea, engañó al padre de _______ para que le diera su teléfono para poder acosarla.
—Mierda —repitió Rachel.
—Exacto. Así que, antes de llegar a Selinsgrove, donde él podría ir a visitarla, me gustaría saber a qué me estoy enfrentando.
Su hermana guardó silencio.
—¿Rachel? Estoy esperando.
—No sé qué esperas que te diga. Esto forma parte del pasado de _______. Tienes que preguntárselo a ella.
—Ya te lo he dicho. No quiere hablar de ello.
—¿Y te extraña? Si sabes que es un desgraciado, no sé por qué te extraña que no quiera hablar de él. Ni siquiera quiere pronunciar su nombre en voz alta. Ella es así. Hay que respetarlo. —Guardó silencio unos instantes y respiró hondo—. El padre de Simon es el senador John Talbot.
Tom parpadeó.
—¿Y?
—________ conoció a Simon en primero de carrera. Se quedó deslumbrada por él, aunque a mí me pareció un tipo poco de fiar. En tercero, ella se fue a Florencia. Al regresar, rompieron la relación. No volví a verla hasta que fui a visitarte. Aaron odiaba a Simon así que no nos veíamos demasiado.
Tom soltó el aire por la nariz, impaciente.
—No has respondido a mi pregunta. ¿De qué estamos hablando? ¿Agresión? ¿Infidelidad? ¿Maltrato emocional?
—La verdad es que no lo sé exactamente. Me hice una idea hablando con Natalie, la antigua compañera de habitación de ______. Simon es un idiota arrogante al que le gustaba tenerla comiendo en la palma de su mano. Es obvio que la machacó emocionalmente. El resto no es difícil de imaginar.
—Simon me dijo que _________ está perturbada; que necesita ayuda profesional.
—Ese tipo es un cabrón mentiroso, Tom. ¿Qué esperabas que dijera? —preguntó Rachel, frustrada—. El principal problema de ella era él. Si quieres ayudarla, tienes que procurar hacerle la vida más fácil, no complicársela más. Espero que no sigas intimidándola con tu rollo pretencioso. Ya tuvo bastante de eso con él.
—En realidad, nos llevamos bastante bien —contestó él, ofendido.
—¿Tan bien como en las fotos que te envié? —se burló su hermana, riendo traviesa.
—Tenemos una relación profesional.
—Puede que consigas engañar a los demás, pero a mí no me engañas. ________ me dijo que el sábado tenía una cita y, casualmente, estabas con ella cuando Simon la llamó el sábado. Dime, Tom, ¿os visteis antes de su cita o después? ¿Y qué tal le fue?
—Llegaremos a Selinsgrove el jueves. Llevaré a ______ a casa. —La voz de él era fría como el hielo.
—Bien. Creo que _________ debería decirle a su padre que quiere quedarse con nosotros. Si Simon va a buscarla, no se le ocurrirá venir a casa. Ah, y Tom, muchas gracias por lo que has hecho con la casa. Papá se ha quitado un gran peso de encima. Todos, en realidad. Scott también.
—Era lo menos que podía hacer, Rachel.
—Recuerda. Si le haces daño, te mataré. Ahora ve a consolarla y sé amable. Si no, nunca le arrancarás el caparazón. Te quiero.
—Yo... Adiós. —Incómodo, colgó y siguió preparando el seminario de la semana siguiente.
Al acercarse el final del semestre, la cantidad de trabajo de _______ se incrementó exponencialmente. Aparte de escribir su tesis, tenía que entregar varios trabajos para los distintos seminarios antes del 4 de diciembre. Y, encima, estaba preparando solicitudes para varias universidades con programas de doctorado.
Tom y ella hablaron una noche sobre las solicitudes. Él sabía que quería ir a Harvard y que estaba preparando la solicitud con mucho cariño. Lo que no sabía era que la idea de marcharse de Toronto y volver a perderlo a _______ le resultaba tan insoportable que, a escondidas, también estaba preparando una solicitud para la Universidad de Toronto.
Mientras ella pasaba los días y buena parte de las noches trabajando, Tom luchaba por mantenerse a flote entre un mar de evaluaciones y la escritura de su segundo libro. Le gustaba pasar las noches con _______ y a veces la convencía para que trabajara en su casa. Él ocupaba el despacho y ella extendía sus numerosos papeles en la mesa del comedor. Aunque no solía durar allí mucho rato. Por alguna curiosa razón, siempre acababa sentada frente al fuego, mordiendo la punta del lápiz y tomando notas en una libreta.
Tras varios días de verse poco, fue un alivio entrar en el taxi que los esperaba delante de casa de Tom, para partir de viaje. Mientras el taxista metía su equipaje en el maletero, _______ vio que el viento otoñal alborotaba el cabello de Tom y le echaba algún mechón sobre la frente. Sin pensar, se puso de puntillas y se lo apartó de la cara antes de darle un beso. Luego le acarició la mejilla con ternura, diciéndole con los ojos lo que no se atrevía a decirle con palabras.
Tom le devolvió una mirada ardiente y la abrazó por la cintura. Acercándola a su pecho, profundizó el beso y le acarició la espalda por encima del chaquetón. Fue ella la que finalmente interrumpió el beso, riendo como una colegiala cuando él le dio una disimulada palmadita en el culo.
—Sigo tratando de encontrar el adjetivo correcto —dijo él, con una sonrisa satisfecha—. Respingón no le viene mal.
—Compórtate —lo regañó ella, volviendo a juguetear con su pelo.
—No puedo. Soy adicto a ti —replicó Tom, moviendo las cejas— y voy a tener que pasar tres días de abstinencia total.

Al llegar al aeropuerto Pearson, _________ se sorprendió al ver que Tom la llevaba directamente a la cola para ejecutivos y viajeros de primera clase de los mostradores de Air Canada.
—¿Qué haces? —susurró.
—Facturar —respondió él en el mismo tono, con una sonrisa.
—Pero si sólo tenía dinero para un billete en clase turista... 
Tom le acarició la mejilla con un dedo.
CAP 24 (PARTE 2)
—Quiero que estés cómoda. Además, la última vez que volé en clase turista, acabé manchado de orina y me salió más caro, porque tuve que tirar unos pantalones buenos.
_______ alzó una ceja.
—Tenía puntos por ser cliente habitual, así que compré billetes de clase turista y luego los cambié por éstos. Técnicamente, sólo me debes el billete en clase turista. Aunque preferiría que no me lo pagaras.
Ella seguía mirándolo fijamente.
—¿Orina, Tom? No sabía que Air Canada tuviese una sección para pasajeros incontinentes.
Él hizo un vago gesto con la mano.
—No preguntes, pero no me volverá a pasar. Además, así nos servirán bebidas y algo más sustancial que unas galletas saladas.
La besó con ternura y ella respondió con una sonrisa.
El vuelo a Filadelfia fue tranquilo. Tras desconectar la función teléfono, Tom siguió instruyendo a ________ en el uso del iPhone. Le enseñó varias aplicaciones y le preguntó si le gustaría que se las instalara. Mientras ella examinaba las aplicaciones del iPhone de él, vio que tenía música de Mozart, Chopin, Berlioz, Rachmaninoff, Beethoven, Matthew Barber, Sting, Diana Krall, Loreena McKennitt, Coldplay, U2, Miles Davis, Arcade Fire, Nine Inch Nails...
Al ver ese nombre, reaccionó tocando un botón al azar, que la llevó a la cuenta de correo electrónico de la universidad. Le echó un vistazo rápido y se sorprendió al ver que tanto la profesora Singer como Paulina Grushcheva le habían escrito recientemente. Resistiéndose a la tentación de leer los mensajes, cerró la aplicación. Tom estaba leyendo un artículo de una revista académica, ajeno a lo que acababa de pasar.
«¿Por qué le escriben?»
La respuesta era obvia, pero eso no impidió que se siguiera haciendo todo tipo de preguntas, mientras se mordía las uñas, ausente.
Vio que Tom había cargado en el teléfono varias de las fotos que le había hecho a ella. Algunas no las había visto. Mientras las miraba, Tom dejó de leer y se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Avergonzado, trató de arrebatarle el teléfono, pero _______lo agarró con más fuerza y se echó a reír.
Él, que no quería ofrecer un espectáculo al resto de los pasajeros, se acercó y le susurró al oído que la besaría hasta hacerle perder el conocimiento si no se lo devolvía.
Ella se rindió. Devolviéndole el iPhone, se acurrucó contra su costado. Olvidándose de su lectura técnica, Tom sacó una novela de su maletín.
—¿Qué es? —La suave voz de _______ lo arrancó de la lectura pasados unos momentos.
Él le mostró la cubierta. Era El fin de la aventura, de Graham Greene.
—¿Es bueno?
—Acabo de empezarlo, pero es un autor de prestigio. Escribió el guión de El tercer hombre, una de mis películas favoritas.
—El título es deprimente.
—No es lo que parece. —Tom se removió inquieto en su asiento—. O sí, pero no. Habla de la fe, de Dios, de la lujuria... Te lo dejaré cuando lo acabe. —Con una sonrisa sugerente, se acercó para susurrarle al oído—: O tal vez te lo lea en voz alta cuando estemos juntos en la cama.
________ se ruborizó un poco, pero le devolvió la sonrisa.
—Me encantaría.
Él le dio un beso en la frente. Ella se acomodó un poco más y se relajó. De vez en cuando, Tom dejaba de leer y la contemplaba por encima de las gafas.
Le costaba expresar en palabras cómo se sentía cuando tenía a _________a su lado. Lo satisfecho que estaba cada vez que ella lo tocaba o que compartían el placer de la música, de la literatura, la comida o el vino. Le inspiraba emociones y deseos tan extraños como el de querer leerle en voz alta, compartir cama castamente, llenarla de regalos sencillos o lujosamente decadentes, protegerla de todo mal o asegurarse de que no pasara ni un solo día sin sonreír.
«Tal vez la felicidad sea esto —pensó, intrigado—. Tal vez esto era lo que tenían Grace y Richard.»
«La amas.»
Tom se sobresaltó.
«¿De dónde ha salido esa voz? ¿Quién ha dicho eso?»
Miró a su alrededor, pero el resto de los pasajeros de primera clase estaban ocupados en sus cosas o durmiendo. Nadie prestaba atención al inquieto viajero ni a la belleza que dormitaba a su lado.
«Es demasiado pronto. No es posible que la ame todavía», le dijo a la voz, fuera quien fuese y volvió a sumergirse en la lectura con desasosiego.
Al llegar a Filadelfia, fueron al garaje del aeropuerto a buscar el Jeep Grand Cherokee que Tom había alquilado.
—¿En qué hotel estamos?
—En el Four Seasons. ¿Lo conoces?
—Sé dónde está, pero nunca me he alojado allí.
—Es muy agradable. Te gustará.
Lo que Tom se olvidó de mencionar fue que había reservado una suite con vistas panorámicas al Circle, la famosa plaza del centro de Filadelfia. También se olvidó de decirle que la habitación tenía un precioso baño de mármol con una exquisita bañera. _______ se fijó en ella antes que en las vistas. Tampoco se perdió detalle de la impresionante cesta de frutas con la que el director del hotel obsequiaba a sus mejores clientes.
—Tom—dijo, casi casi sin aliento—, es preciosa. Me encantaría tomar un baño de espuma, pero...
Él sonrió y, cogiéndola del brazo, la acompañó al cuarto de baño.
—Puedes meterte en la bañera tranquilamente. No irrumpiré en tu intimidad y me comportaré como un perfecto caballero. —Con un brillo travieso en los ojos, añadió—: A menos que quieras que te frote la espalda. En ese caso, tendrás que taparme antes los ojos.
_______ se echó a reír.
—Podríamos usar una de tus pajaritas —propuso, susurrando. Ante la expresión sorprendida de Tom, se echó a reír con más ganas. Le estaba tomando el pelo.
«¡Descarada!»
Al verla sacar de la maleta el albornoz lila y las zapatillas a juego, se dio cuenta de que permanecer en la habitación mientras ella se daba un baño iba a ser una tortura. Se sentiría como el rey David tentado por Betsabé así que, murmurando una excusa sobre ir a buscar un periódico, bajó al bar. No le pareció prudente sentarse a la barra, llena de mujeres de aspecto depredador y optó por tomarse una copa de vino y un sándwich en un rincón tranquilo. Consiguió un ejemplar del Philadelphia Inquirer y pasó la hora siguiente ahuyentando a las susodichas mujeres y tratando de no pensar en el precioso cuerpo de la Betsabé que estaba en su bañera.
Cuando al fin regresó, la habitación entera olía a vainilla. ________ estaba enroscada como un gatito en la cama. El pecho le subía y bajaba rítmicamente y tenía el pelo, largo y oscuro, extendido sobre el edredón color verde salvia. Llevaba puesto el albornoz y las zapatillas de tacón.
Tom la observó dormir unos instantes, sintiendo una gran emoción. Mientras trataba de calmar sus sentimientos, se dio cuenta de que si su relación no avanzaba no era sólo por culpa de las normas de la universidad. Él también tenía buena parte de culpa o, para ser más precisos, sus secretos.
Y luego estaban los de ella.
Había decidido no hacer el amor con ________ hasta contárselo todo. Aunque la idea era casi insoportable, sabía que debería esperar también a que ella se sintiera lo bastante cómoda como para explicarle lo que callaba. Eso implicaba esperar a que se sintiera lo bastante segura y fuerte como para confesarle lo que había pasado con Simon. Si no lo hacían así, nunca llegaría a conocerla del todo. Sólo tendría acceso a una parte. Y tenían que conocerse el uno al otro completamente.
Para él era importante no violar las normas de la universidad de manera literal, aunque en espíritu las estaban violando diariamente. Y para acabar de complicar las cosas, aunque tenía muchas ganas de avanzar en su relación, las amenazas de Simon habían sido como un jarro de agua fría para ambos.
Estaba seguro de que a ________ no le habría importado mantener contacto manual o incluso oral antes de que acabara el semestre. A él, desde luego, le habría servido para mantener a raya su deseo, aunque fuera temporalmente. Pero después de que su ex novio la hubiera amenazado con las cintas de vídeo que tenía en su poder, que mostraban sus contactos sexuales, sabía que no había la menor posibilidad de que ella aceptara repetir algo así. Estaba decidido a tratarla con respeto y delicadeza, y a no presionarla para hacer nada para obtener gratificación sexual momentánea. Tom necesitaba intimidad con ella, no sólo contacto sexual. Dadas las previas vivencias de _______ en esos temas, no iba a permitir que su primera experiencia juntos fuera otra cosa que una relación sexual plena.
Era consciente de que, al tomar esa decisión, igual que la anterior de no hacer el amor con ella hasta no revelarle todos sus secretos, las posibilidades de acabar haciendo el amor con ______ disminuían. Pero Tom quería más con ella, no menos. Nunca podría conformarse con unos toqueteos en la oscuridad como los que le había robado su ex.
__________ se merecía un hombre que estuviera dispuesto a dárselo todo con ternura y paciencia, un hombre concentrado en la unión, no en sus propios deseos. Se merecía ser adorada, incluso venerada, especialmente la primera vez. Que le partiera un rayo si le daba menos de lo que merecía.
Tom suspiró y miró la hora. Eran casi las dos de la madrugada. Los dos necesitaban descansar. Le quitó las zapatillas y, levantándola en brazos, trató de apartar el edredón sin despertarla. El albornoz se abrió, dejando al descubierto su elegante cuello, la clavícula y uno de sus pechos. Era perfecto. El pezón rosado contrastaba contra su pálida piel. Tan delicado... Tan redondo...
No precisamente lo que necesitaba ver en ese momento.
Luchó por colocarla debajo del edredón sin dejar más partes de su cuerpo al descubierto. Luego, con suaves tironcitos le cerró el albornoz, resistiendo la tentación de sujetar suavemente el pezón entre los dedos. O entre sus labios. Nunca olvidaría esa imagen. ________ vestida era espectacular, pero desnuda era como una Venus de Botticelli.
Se dirigió a la ventana para contemplar el Circle y rebuscó en la cesta de frutas. Tras servirse un vaso de Perrier, se comió una manzana. Cuando se convenció de que podría controlarse, se puso el pantalón del pijama y una camiseta y, silenciosamente, se metió en la cama.
Al notar el movimiento, _______ suspiró y se volvió hacia él. El insignificante gesto hizo que el corazón se le hinchara en el pecho.
Incluso en sueños lo reconocía y lo deseaba. La abrazó, envuelta en el edredón, y le dio un beso de buenas noches.
Mientras se dormía, dio las gracias porque el fin del semestre estuviera tan cercano.

Cuando llegaron a Selinsgrove, la tarde siguiente, fueron directamente a casa de Rich
ard. En cuanto aparcaron, _______ llamó a su padre desde el coche.
—¡______! Bienvenida a casa. ¿Habéis tenido un buen vuelo?
—Muy bueno. Hemos tenido que salir muy temprano, pero ha valido la pena.
John soltó el aire con fuerza.
—Por cierto, quería comentarte una cosa. Ya le he dicho a Richard que no podré cenar con vosotros. Deb se enfadó un poco cuando le dije que no iría a su casa por Acción de Gracias, así que finalmente le dije que cenaría con ella y los niños. Rachel sugirió que te quedaras con ellos para que no estés sola esta noche.
—Oh. —______ miró a Tom con sentimientos encontrados.
—Deb dice que estaría encantada de que fueras a cenar.
—No insistas.
Su padre suspiró.
—Entonces, ¿qué te parece si nos encontramos en el restaurante Kinfolks mañana por la mañana y desayunamos juntos?
________ se mordió las uñas, preguntándose por qué siempre ocupaba un segundo o un tercer lugar en la vida de su padre.
—De acuerdo. Le pediré a Rachel que me lleve. ¿A las nueve?
—Perfecto. Ah y, ______, dales recuerdos a Richard y a Aaron. Y mantente alejada de Tom.
Ella se ruborizó intensamente.
—Adiós, papá.
Colgó el teléfono y, mirando a Tom, preguntó:
—Has oído eso, ¿no?
—Sí. —Cogiéndole una mano entre las suyas, le acarició la palma con el pulgar—. Pronto sabrán que estamos aquí. ¿Cómo reaccionó John cuando le contaste lo de Simon?
_______ bajó la vista hacia sus manos unidas.
—¿_______?
—Lo siento. Sí, me dijo que no volvería a darle mi número.
—¿Le mencionaste lo del vídeo? —preguntó él, muy serio.
—No. Y no pienso hacerlo.
—Es tu padre, _______. ¿No debería saber lo que está pasando para que pueda protegerte?
Encogiéndose de hombros, ella miró por la ventana.
—¿Qué podría hacer? Es mi palabra contra la suya. 
Tom dejó de acariciarla en seco.
—¿Fue eso lo que dijo tu padre?
—No exactamente.
—¿No se lo tomó en serio?
—Simon lo tiene engañado, igual que tiene engañados a todos los demás. Papá cree que es un malentendido.
—¿Y por qué demonios cree eso? Eres su hija, por el amor de Dios.
—A él, Simon le gustaba mucho. Y no sabe lo que pasó entre nosotros.
—¿Por qué no se lo contaste?
________ se volvió hacia él con una mirada desesperada.
—Porque no quiero que lo sepa. No me creería. Ya perdí a mi madre. No quiero perder también a mi padre.
—______, ¿cómo iba a abandonarte tu padre por romper con tu novio?
—Lleva toda la vida observándome para ver si acabo como mi madre. No quiero que me vea así. Es la única familia que me queda.
Cerrando los ojos, Tom apoyó la cabeza en el asiento.
—Si ese chico te obligó a hacer cosas contra tu voluntad, si te atacó o si abusó de ti, tienes que contárselo a tu padre. Él tiene que saberlo.
—Demasiado tarde.
Tom abrió los ojos y, volviéndose hacia ella, le sujetó la cara entre las manos.
—________, escúchame bien. Algún día vas a tener que contárselo a alguien.
Ella parpadeó para no llorar.
—Lo sé.
CAP 24 (PARTE 3)

—Me gustaría ser la persona a la que se lo explicaras. 
_______ asintió, pero no le prometió nada.
Inclinándose, Tom le dio un casto beso en los labios.
—Vamos. Nos estarán esperando.
Al cruzar el umbral, ella se sintió... rara. Los muebles seguían en el mismo sitio de siempre y la decoración no había cambiado, excepto por la ausencia de flores frescas, que Grace siempre colocaba en un gran jarrón, en una mesita a la entrada. Pero ahora, sólo entrar y mirar a su alrededor, se dio cuenta de que la casa estaba vacía, fría y solitaria, a pesar de estar llena de gente. Grace había sido el corazón de aquella familia y todo el mundo notaba su ausencia.
________ se estremeció. Instintivamente, Tom le puso la mano en la parte baja de la espalda —una suave presión, un calor tranquilizador— hasta que el escalofrío desapareció. Ni siquiera se habían mirado. Cuando él apartó la mano, ella sintió su ausencia. Se preguntó qué significaría todo aquello.
—¡_______! —Rachel salió corriendo de la cocina—. Me alegro tanto de que estés aquí...
Cuando las dos amigas acabaron de abrazarse, Rachel hizo lo propio con Tom. Scott, Aaron y Richard se levantaron de su silla para saludar a los recién llegados.
_________ empezó a decirle a Richard lo mucho que sentía no haber podido asistir al funeral, pero Rachel la interrumpió:
—Vamos, quítate el chaquetón. Estoy preparando unos Flirtinis. Tom, sírvete lo que quieras. Hay cerveza en la nevera.
_______ murmuró algo que Tom no entendió y las dos desaparecieron en la cocina, dejando a los hombres ocupados con el partido de fútbol americano.
—Espero que Tom haya sido educado durante el viaje —dijo Rachel, vertiendo los ingredientes en la licorera.
—Muy educado. Me alegro de que se ofreciera a traerme, o habría tenido que hacer autostop. Al final, papá ha decidido pasar la noche con Deb y sus hijos. Me temo que voy a tener que dormir aquí.
Puso los ojos en blanco, todavía decepcionada porque su padre hubiera elegido a su novia en vez de a ella.
Rachel le dio ánimos con una sonrisa y se alcanzó un Flirtini.
—Necesitas una copa. Puedes quedarte todo el fin de semana si quieres. ¿Quién desea estar sola en casa pudiendo estar aquí, bebiendo cócteles?
_________ se echó a reír y dio un sorbo a la bebida con demasiado entusiasmo. Las amigas se pusieron al día de las novedades. Cuando iban ya por la segunda ronda de Flirtinis y la conversación había empezado a subir de tono, el partido acabó, liberando a los hombres de la gran pantalla plana de plasma que dominaba el salón. Grace la había condenado al sótano, pero tras su muerte, Richard la había indultado.
Se reunieron con las dos jóvenes en la cocina, pasándose aperitivos y botellas de cerveza y ofreciéndole a Rachel consejos no deseados para la cocción del pavo orgánico criado en granja.
—Lleva demasiado tiempo en el horno. Estará más seco que el pavo que sale en la película ¡Socorro! Ya es Navidad. —Scott le guiñó un ojo a _______ a a espaldas de su hermana.
—Scott, o paras o te trincharé a ti en vez de al pavo. —Rachel abrió la puerta del horno y empezó a rociar la carne con salsa ansiosamente, sin dejar de controlar el termómetro.
—Tiene un aspecto estupendo, cariño —observó Aaron, dándole un beso en la mejilla y aprovechando la distracción para arrebatarle el cucharón que ella estaba usando para bañar el pavo con su salsa. Temía que Rachel lo usara para atacar con él a su hermano. Scott era el mayor de los hijos biológicos de Grace y Richard. Tenía cinco años más que Rachel. Era divertido, despreocupado y, a menudo, grosero. Era un par de centímetros más alto que Tom y un poco más fuerte. Igual que Rachel, había sacado el pelo y los ojos de su padre. Y, al igual que éste, tenía un gran corazón, excepto en lo que a su hermano adoptivo se refería.
—_______, me alegro mucho de volver a verte —dijo Richard, sentándose a su lado en un taburete—. Rachel me ha contado que te va muy bien en la universidad.
Ella sonrió. Richard era un hombre guapo, con una belleza clásica. Tenía el pelo claro, que empezaba a llenársele de canas, y una mirada amable. Era profesor de biología en la Universidad de Susquehanna, especializado en anatomía humana y, más concretamente, en el cerebro y las neuronas. A pesar de su encanto y su inteligencia, a menudo era el último en participar en una conversación. Su carácter callado se había complementado perfectamente con el extrovertido de Grace. Sin ella, parecía... a la deriva. _______ sintió su soledad, que también era visible en las arrugas que le habían aparecido alrededor de los ojos. Estaba claramente más viejo y más delgado.
—Y yo me alegro de estar aquí, Richard. Siento no haber podido venir en septiembre. —Él la tranquilizó con unas palmaditas en la mano—. Sí, las clases me van muy bien. Estoy muy contenta.
Trató de no removerse en el asiento, especialmente al notar un par de ojos cafés clavados en ella.
—Tom me dijo que estabas en su clase.
—Es verdad, ¿qué tal? —preguntó Scott—. ¿Entiendes algo de lo que dice o necesitas intérprete?
Aunque _______ sabía que Scott estaba bromeando, vio de reojo que Tom hacía una mueca.
—Es mi clase favorita —respondió suavemente—. El seminario del profesor Kaulitz tiene fama de ser el mejor en su especialidad. En octubre dio una conferencia a la que asistieron más de cien personas. Su fotografía salió en el periódico de la universidad.
Rachel alzó las cejas y miró alternativamente a ______ y Tom.
—El profesor Kaulitz, ¿eh? Caramba, Tommy ¿Te pone que te llamen así? ¿Tus mujeres también te llaman así en la cama? —preguntó Scott, riéndose a carcajadas.
—En primer lugar, no tengo mujeres. Y no, la maravillosa dama con la que estoy saliendo no me llama así —respondió Tom en tono frío y hostil, mientras se marchaba de la cocina.
—Scott, te he dicho que te comportaras —lo reprendió su padre en voz baja.
—Estaba bromeando. Siempre se lo toma todo tan a pecho... Necesita relajarse un poco. Además, siempre ha sido un mujeriego. No entiendo por qué se ha molestado.
—Parece que ahora tiene novia. Esperemos que lo haga feliz —intervino Aaron, sorprendentemente comprensivo.
La expresión de Richard era difícil de interpretar.
—A ver. Esto ya va a ser bastante duro sin necesidad de toda esta mierda pasivo-agresiva —dijo Rachel levantando la voz y mirando a su hermano con los brazos en jarras—. Perdón por el lenguaje, papá.
—¿Por qué siempre tiene que ser el centro de todo? La última vez que conté, éramos cuatro en esta casa. —Scott ya no estaba bromeando.
—Porque está tratando de mejorar, que es más de lo que puede decirse de ti. Y ahora, ven aquí, escurre esas patatas y empieza a machacarlas para hacer el puré mientras Aaron saca el pavo del horno. _______, ¿puedes ir a buscar a Tom, por favor? Me gustaría que subiera por un par de botellas de vino de la bodega.
—Puedo hacerlo yo —se ofreció Richard—. Tal vez deberíamos darle un momento. 
—Ya ha tenido un momento. Si Scott promete comportarse, no habrá más problemas. —Fulminó a su hermano con la mirada hasta que él asintió—. Además, papá, necesito que tú trinches el pavo. ¿_______?
Rachel le hizo un gesto con la cabeza y ella asintió, saliendo de la cocina. Tras subir rápidamente la escalera, recorrió el pasillo hasta la puerta entreabierta de la antigua habitación de Tom. Llamó con suavidad.
—Adelante. —Sonaba enfadado.
La habitación estaba igual que cuando tenía diecisiete años. Lo único que faltaba eran los carteles de grupos musicales y las fotos de mujeres ligeras de ropa. Una gran cama ocupaba el centro de la estancia, frente a una ventana que mostraba una vista panorámica del bosque de detrás de la casa. En una de las paredes había un gran armario ropero antiguo. En la de enfrente, tres estanterías y un equipo de música. Las cortinas y la ropa de cama eran de color azul oscuro, igual que la alfombra.
Tom estaba deshaciendo el equipaje, colocando la ropa metódicamente encima de la cama. Al verla, se incorporó y sonrió.
—¿Ves por qué prefiero alojarme en un hotel?
—Lo siento, Tom. Debería haber hecho algo. O haber dicho algo.
—No. Tienes que hacer lo que suelo hacer yo. Aceptar las bromas y callar. —Soltando lo que tenía en las manos, se acercó a ella rápidamente y la abrazó—. Me alegro de que estemos llevando nuestra relación en secreto. Scott no tiene muy buena opinión de mí y tu reputación saldría perjudicada por asociación.
—No me importa que me critique. 
Él sonrió y le acarició la mejilla.
—A mí sí me importa. Me importa mucho. —Se aclaró la garganta—. Esta noche, cuando todos se hayan acostado, me gustaría que fuésemos a dar un paseo.
—Me encantaría.
—Al menos, así tendré algo agradable que esperar.
Tom la abrazó apasionadamente. Su lengua se coló en su boca mientras las manos se le iban a su culo, que le apretó sin ninguna vergüenza.
________ se permitió olvidarse de dónde estaba durante unos instantes, pero luego lo apartó de un empujón.
—No... No podemos.
Los ojos de Tom tenían un brillo salvaje.
—Pero te necesito... —Agarrándola con fuerza, le hundió las manos en el pelo—. Te necesito, ________. Ahora.
Las entrañas de ella se licuaron al oír la desesperación en sus palabras. Tom le besó el cuello, abriéndole el cuello de la blusa con la boca y mordisqueándole la clavícula. Cerrando la puerta de la habitación con el pie, le desabrochó dos botones, apartando la tela para dejar al descubierto la piel de encima del sujetador. Luego la levantó y la apoyó contra la puerta, rodeándose la cintura con sus piernas. Al notar el contacto directo entre ellos, _______ ahogó un grito.
Tom le acarició el pecho con los labios, hundiendo la punta de la lengua bajo el sujetador rosa palo. Ella echó la cabeza hacia atrás y gruñó, buscando la cabeza de él a ciegas, enlazando las manos en su pelo, animándolo a seguir. Tom respondió resiguiendo la línea del sujetador con un dedo, mientras con la otra mano seguía sujetándola por debajo del muslo.
_______ abrió los ojos de repente al notar que le estaba sujetando el pecho en la palma de la mano y que su boca le succionaba la base del cuello. En contra de su voluntad, le apartó la mano y se movió para que le soltara el cuello.
—Tom, lo siento. No podemos —dijo, colocándose bien el sujetador. Se movió de un lado a otro, pero él no la soltó. Lo que vio en sus ojos la hizo ruborizar—. Sé que estás disgustado y me gustaría consolarte, pero nos están esperando abajo. Rachel quiere que elijas el vino para la cena.
Tom la miró de otra manera y la depositó en el suelo con suavidad. Ella se abrochó la blusa rápidamente y se puso bien los pantalones.
—Tienes una opinión demasiado buena de mí.
________ recorrió el borde de la alfombra con la punta del botín.
—Lo dudo.
—Lo que acabo de hacer no ha sido agradable ni apropiado. Lo siento mucho.
Con un dedo, le acarició la mancha roja que había aparecido en el lugar donde la había succionado, antes de abrocharle la blusa hasta arriba. Ahora parecía una amish.
_________ le miró los ojos, oscuros y preocupados.
—Tom, estás cansado del viaje y esta reunión no resulta fácil. Sé que no ibas en serio. Te sientes mejor cuando me tocas y, francamente, a mí me pasa lo mismo —confesó, mirando al suelo.
—Ven aquí —susurró él, envolviéndola en un cálido abrazo—. Te equivocas en una cosa. Iba muy en serio. Por supuesto que me siento mejor cuando te toco, pero eso no es excusa. Siento haberte asaltado de esta manera. He perdido la cabeza.
Parecía asqueado de sí mismo.
—No me has hecho daño.
Él sonrió y le dio un beso en la frente.
—Me esforzaré para ser digno de ti. Si no estuvieras aquí, ya me habría marchado.
—No, no lo habrías hecho. Richard te necesita. Y tú no lo abandonarías en la adversidad.
Una sombra cruzó el rostro de Tom. Con un último beso, más de amigo que de amante, se volvió hacia la maleta.
_______ salió de la habitación y bajó la escalera, preguntándose qué pasaría durante la cena. Se detuvo en el descansillo a mirarse en el espejo, esperando que no se notara que acababa de pasar unos momentos furtivos de intimidad con su profesor.




HOLA!! BUENO ... HUBO IGUAL QUE ANTIER UN MOMENTO ARDIENTE xD ... JAJAJA NAMAS LAS PICO JIJI ... BUENO SOLO QUEDAN 10 CAPS PARA QUE TERMINE EL PRIMER LIBRO :))) ASI QUE ... DISFRUTEN, HAY MAS ... BUENO ME DESPIDO, QUE ESTEN BIEN Y ... SI VEO 4 COMENTARIOS, LES AGREGO MAÑANA ... ADIOS :)))

4 comentarios:

  1. Me encantoooo virgiiii jajaja si hubo un momento ardiente me encantooo de verdad espero q pronto venga el cap q estoy esperando desde hace varios días jejeje.. huyy q pasara en esa cena??? y ademas también q pasara durante ese viaje entre Tom y (Tn) quiero saber sube mañana pleaseee no me dejes con esta intriga.. amo tu fiic!!!

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  2. Awwwww otro momentoo calientee!! Yo de verdad espero que ya esten juntos como pareja.. No podrr aguantar mas.. Yo imagino q en estas vacaciones lo harán no?? No??

    Siguelaaa.. Amo tus fics ;)

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  3. INCREIBLEEEEEE! Continuala pronto por favorrrrr

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  4. OH DIOS MIO !!!!! que bello !!!!! siempre digo lo mismo !! pero cada vez que leo termino con emociones que no se expresas con palabras *-* me encantan enseriooooo !!!! y esos momentos "hot" por mi que sigan pasando !! fue tan emocionante !!! muero por leer cuando vayan a dar el paseo !!! *-* MY GOD !! bueno ya ._. mucho de lo mismo por mi parte :) gracias por subir !!! no olvides subir prontooo !!

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